Los violentos no nos pueden dañar la fiesta del fútbol, es hora que los Gobiernos Nacional, Distrital y seccional tomen medidas serias que castiguen acciones que no solo afectan la convivencia, sino que son caldo de cultivo para generar zozobra y dañan la imagen de una ciudad que se precia de ser una Ciudad Capital Deportiva.
Lo acaecido en la noche de este 15 de diciembre, ante de culminar la final de la Copa Colombia entre América y Atlético Nacional, tanto dentro como fuera del estadio Pascual Guerrero, donde grupos de sinvergüenzas, ocultándose tras la camiseta del equipo de fútbol América, no se puede permitir.
Esto no se puede volver frase de cajón, hay que contrarrestar con el poder de la ley a estas personas que flaco favor le hacen a esta urbe que paulatinamente ha salido avante de diversas vicisitudes.
No podemos olvidar lo que hicieron otros miembros que se dicen ser hinchas del América en el pasado partido contra Junior de Barranquilla, quienes patrullaron las tribunas del sanfernandino para ubicar hinchas del equipo costeño para insultarlos, agredirlos y sacarlos del escenario deportivo… eso es algo inaudito que no lo podemos permitir.
Son grandes los esfuerzos que por décadas los dirigentes, los deportistas y la afición le han invertido para que nuestro deporte sobresalga no solo a nivel nacional, sino internacional, para que un grupo de desadaptados empañen el nombre de una ciudad donde nadie es extraño y donde es hermoso nacer y vivir como lo reza nuestro himno.
Bienvenida la rivalidad, el empuje, las ganas de ganar, pero sin olvidar el decoro, el juego limpio y sobre todo el respeto por el otro.
No es justo que unos cuantos jueguen a su antojo con el nombre de Santiago de Cali, generando violencia y miedo, convirtiendo al amado estadio Pascual Guerrero en una guarida de delincuentes, que confunden la pasión por el fútbol con agresión a todo lo que se le atraviese.
Como personero Distrital reitero mi llamado a las autoridades para que no pasen por alto una vez más esta clase de hechos violentos que alejan la familia del mejor espectáculo del mundo y con ello afectan el buen nombre de una ciudad que se ha caracterizado por su alegría y respeto por la diferencia, una urbe que le ha abierto los brazos al que viene de afuera.
Edward Rojas
Lunes, Diciembre 16 de 2024